En la secundaria...


"Franz me había echado el brazo por encima y me apretaba contra él, obligándome a mirarle muy de cerca. En sus ojos brillaba un resplandor perverso, sonreía con malignidad y su cara irradiaba crueldad y poder". 
(Fragmento de la novela “Demián” del escritor alemán Herman Hesse)


No es fácil, aunque se pretenda, ser consciente de lo que sucede en todos los ámbitos de la convivencia escolar; pero uno de los sistemas que más se escapa al control del profesorado es el que respecta a la violencia entre compañeros. Al respecto, el Licenciado Antonio Silva Miranda, Coordinador de Servicios Educativos Complementarios de la Escuela Secundaria Técnica # 111, ubicada en la calle de Jacarandas y Oyameles en la Delegación Iztapalapa, señala que el maestro actual es egoísta e intolerante con los jóvenes.

“No se acercan a los alumnos, los rechazan y los reprimen mucho. La clase que imparten ya no es cautivante, la proyectan de manera fría. En la convivencia día a día, continúa, tienen lugar procesos de actividad, comunicación, y relaciones interpersonales. En las que se incluyen también competencia, rivalidad y el abuso de los jóvenes más impositores hacia los más débiles. Muchos de ellos son altaneros con nuestros prefectos y no se solidarizan ni les interesa colaborar en proyectos de índole académico”, afirma.


Leticia Santamaría Serna, profesora de Inglés y tutora de algunos grupos de 3°, labora en la secundaria desde que abrió sus puertas. Ha instruido a 16 generaciones y ha sido testigo de los cambios por los que han atravesado “sus hijos”, como ella les llama a sus alumnos. Sus alumnos la llaman “La Teacher”, y hacia ella hay opiniones encontradas. Algunos la recuerdan como una excelente maestra, que les ayudó a entender y a dominar el nivel básico del inglés. Para otros, es muy estricta y enojona. Pero sin duda, es una de las profesoras que más conoce a sus alumnos y se enfrenta a los problemas que conlleva imponer la disciplina en el aula, le cueste lo que le cueste.

"Los principales factores que generan el bullying son la ausencia de una buena dirección, costumbres, y la falta de atención de los padres hacia sus hijos. Además la televisión crea más situaciones violentas, que los alumnos asimilan e imitan", comenta la profesora. "Este tipo de comportamiento y conductas violentas se presenta en mayor medida después del descanso y a la salida. Pues hay competencia entre los grupos; segundos contra terceros, o primeros contra segundos", afirma.

Y respecto a los factores que desatan la violencia en el hogar, la profesora de Geografía, Ismenia Díaz, quien labora en esta institución desde hace 12 años, señala que es un patrón que se ve en casa, en ambientes agresivos: "los niños desarrollan problemas emocionales, y de déficit de atención, este es generalmente el perfil del niño agredido; además de que tienen baja autoestima y no tienen atención de sus padres".

"Con respecto a hace cinco años, continúa, sí ha aumentado este tipo de violencia, ya que antes la escuela era responsable de la disciplina de los jóvenes en un 40 ó 50%. Ahora la responsabilidad ha crecido, ya que ahora es un 80% la escuela y el otro 20% le corresponde a los padres. Por ello es que los jóvenes no traen lo indispensable para una convivencia sana entre ellos. Y si además se toma en cuenta que los jóvenes están expuestos a los videojuegos y a los medios de comunicación todo el fin de semana, si es que no salen, el problema se hace mucho mayor".

“Hay que frenar los comportamientos agresivos desde el momento en que comienzan, es vital  crear campañas de información en las escuelas y, ante los alumnos que acosan actuar conjuntamente con los profesores, trabajadores sociales y ser constantes en la observación de posibles cambios en sus hijos.

“Son acciones que podrían hacer cambiar la conducta agresiva. Sobre todo no combatir violencia con más violencia”, apunta el Licenciado Antonio Silva, quien recibe a los alumnos que acuden a la dirección de la Secundaria Técnica 111 a denunciar los actos de maltrato o acoso que obtienen de sus compañeros. Y afirma, “sobre todo los padres deben darles a sus hijos confianza y de ser necesario, buscarles ayuda psicológica, finaliza.